jueves, 27 de febrero de 2020

Audiovisual en el centro penitenciario Quatre Camins.

CENTRO PENITENCIARIO
 QUATRE CAMINS.
La Roca del Valles, Barcelona.
27-febrero-2020.



Hoy ha sido un día súper especial para mí, muy gratificante y emocionante a la vez, y sobretodo quiero dar las gracias de antemano a mis amigos Carles Molas y Ana Estevan que son voluntarios de la asociación ENVA y llevan a cabo el proyecto Otros Caminos y  que son las personas que han hecho posible esta experiencia que he vivido.

He tenido la gran suerte y la oportunidad de poner mi granito de arena para hacer por unas horas más alegre y entretenida la vida de unas personas que por un motivo u otro están privadas de su libertad y que están sobretodo dispuestas a reinsertarse en la sociedad. He entrado al centro penitenciario cuatre camins con una sensación rara, cómo de miedo pero sin serlo, he pasado varios controles de seguridad, he entrado sin nada, simplemente llevaba un pen con mis humildes historias del Himalaya para contarlas, acompañado en todo momento de mis amigos Carles y Ana. Puertas correderas de barrotes que has de esperar a que se abran para cruzar al otro lado y que se vuelven a cerrar cuando las cruzas. Así hasta tres veces. Da la sensación que pierdes la libertad por un momento y te llegas un poco a poner en la piel de las personas que están allí internas. Poco a poco me voy acostumbrando a esa sensación, en cierto modo es una realidad, no es ficción.
Continuamos por los pasillos limpios y solitarios escuchando continuamente las puertas automáticas como se abren y cierran.
Llegamos a las galerías, de momento no se ve a nadie como yo me imaginaba, me dicen que los internos estan desayunando y preparándose para salir a la biblioteca porque saben que viene un alpinista a darles una charla. En los pasillos se pueden ver los carteles de mi presentación y una lista con toda la gente que  se ha apuntado para venir a verme. Me entran escalofríos por todo el cuerpo, siento algo difícil de explicar, algo totalmente nuevo para mi, tengo la sensación de que seré bien recibido y eso me emociona enormemente. Leo los nombres, algunos españoles y algunos extranjeros, alguno ha puesto también viva el Betis jajajaja...y otros que no están en la lista por  necesitan un protocolo especial para salir de las celdas. Todo esto me va llenando cada vez más de emoción y ya voy viendo todo esto como algo más natural, tengo la sensación muy positiva, como si no estuviera entre rejas.
Hay como 1200 internos en total, y un equipo de educadores super majos, bueno ahora después de conocerles tengo que decir que  son un gran equipo de educadores, super atentos conmigo  y sobretodo con los internos, que hacen que su vida no se detenga en el tiempo y que se preparen para la reinserción.

Me llevan a la biblioteca para montar el proyector y todo lo que necesito para la charla. Al momento va apareciendo gente, van llegando poco a poco, son los internos. Me saludan absolutamente todos, unos con la mano, otros con un abrazo, hay algunos que incluso me ayudan a montar las sillas y a conectar el ordenador. La sala se llena, vienen cómo cuarenta personas, y también educadores. Todo es súper normal, positivo, se sientan, hablan entre ellos, pasean antes de sentarse, se les nota emocionados, cómo yo. Me fluye una sensación como cuando estás en el Himalaya, con un tiempo super revuelto que te piensas que se va a caer el cielo y de repente desaparecen las nubes y sale el sol.
Es hora de comenzar, todos espectantes y preguntándome cosas antes de empezar a hablar, alucinante de verdad.
Les cuento batallas, intento transmitirles el mensaje de que en la montaña, como en la vida,  todo es muchas veces complicado, y que siempre hay que aprender, incluso de los errores, de todo se aprende. Les pongo mi documental del Broad Peak, y algunas fotos también de los demás ocho miles que tengo, y del Amadablam, preguntan y preguntan, es increíble cómo se interesan,y les insisto que como en la vida misma, la cima es el camino, que la grandeza de las montañas no está en sus cumbres, si no en el largo camino hacia ellas, y sobretodo que vayan siempre mirando hacia arriba, que intenten no perderse nada, que en un futuro lo agradecerán.

Han sido dos horas, y se les ha notado contentos y agradecidos por el rato de entretenimiento que les he brindado.

Son personas difíciles, conflictivas, con pasados oscuros, violentos, algunos muy violentos, pero que si ponen de su parte y se dejan guiar por el buen camino un día podrán recuperar el largo camino de la vida.

De todo corazón muchas gracias a todos los educadores, internos y sobretodo a Carles y Ana.

Siempre ocurren cosas en la vida que te enseñan valores y te llenan de emoción.

Abrazos.
Jesús.